El fuerte de El Mazo (en Santoña, Cantabria) acogerá un museo sobre el macizo del Buciero

La batería de Galvanes será un mirador sobre la bahía de Santoña.

Proteger el patrimonio arquitectónico, favorecer su uso público y fomentar el desarrollo sostenible son los objetivos que se ha marcado el Ayuntamiento de Santoña con la creación del Parque Cultural Monte Buciero, un paraje que cuenta con varios edificios declarados Bien de Interés Cultural por la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte.
El Plan de Excelencia Turística ha impulsado esta iniciativa que conlleva la rehabilitación de varias baterías y fuertes de la época napoleónica y el acondicionamiento del Faro del Pescador, lo cual supondrá un atractivo turístico y la creación de empleo, según el edil de Turismo y Patrimonio, Jesús María Valle.

El monte, de cinco kilómetros cuadrados, acoge fortificaciones y edificios militares de los siglos XVIII y XIX, según Rafael Palacio, director de la Casa de Cultura de esta Santoña y licenciado en Historia por la Universidad de Cantabria.

«Este paraje ofrecía un puerto, fondeadero y su situación en el centro de la cornisa cantábrica le convertía en un importante lugar estratégico. Por ello fue punto destacado en la línea defensiva costera española, además de base naval y astillero real», explicó este historiador.
Fortaleza de San Martín

El Ayuntamiento de Santoña ha comenzado el Parque Cultural Monte Buciero por la restauración y limpieza de las fachadas del fuerte de San Martín, ubicado en la zona de El Pasaje, cuya inversión es cercana a los 243.000 euros, y de la batería alta y baja de Galvanes, de los años 1811 y 1812, con un presupuesto de 60.000 euros.

El arquitecto Jesús Castillo, de la 'Fundación Santa María la Real de Aguilar-Centro de Estudios del Románico', ha redactado un proyecto de acondicionamiento que pasa por construir una escalera de acceso desde el pasaje a la batería de Galvanes, para luego dotarla de iluminación y mobiliario urbano con el fin de que se convierta en un mirador de la bahía.

El fuerte de San Martín se restauró hace varios años y ha sido escenario de diversas actuaciones desde 1987. Construido en el siglo XVII, pero con reformas en los dos siglos posteriores, constituía la segunda barrera de fuego, junto con San Carlos, de propiedad privada.
Este edificio arquitectónico será un espacio expositivo y la Escuela Taller pasará a una nave del polígono industrial que se convertirá en un Centro de Formación Ocupacional.
En cuanto a la batería del Águila, Jesús Castillo también prepara el proyecto para darle utilidad pública, mejorar los accesos y colocar una señalización adecuada al entorno.

Actualmente, y con un presupuesto de 450.000 euros, procedentes de la Concejalía de Obras y del Servicio Cántabro de Empleo, se trabaja en la recuperación de la batería Alta de San Martín. Situada a unos pocos metros del fuerte que lleva su mismo nombre, se terminó en 1859.
Escuela Taller

Trece alumnos de la Escuela Taller recuperan la cubierta de los tres edificios con estructura de madera y teja cerámica curva y sanean los muros de mampostería de piedra que conforman las fachadas, al tiempo que se coloca aislante térmico. El Consistorio todavía no ha decidido su utilidad.

La batería Alta de San Martín es un conjunto de 4.240 metros cuadrados de extensión y está constituido por un alojamiento de 60 metros cuadrados; un pequeño almacén de pertrechos de 34, y un almacén de pólvora de 50 que cumplía las funciones de muro perimetral.
El Ministerio de Defensa vendió este patrimonio al Ayuntamiento de Santoña en el año 1973.
Mientras, está pendiente el acondicionamiento del polvorín y cuerpo de guardia del Helechal, ubicado a cien metros del fuerte de El Mazo, el Gobierno de Cantabria ha aprobado la restauración de esta última fortaleza que acogerá el Museo del Monte Buciero en el que se difundirán sus valores históricos y culturales.

El presupuesto ronda los 712.000 euros e incluye la reforma de los dos edificios, la iluminación y la señalización. Este patrimonio se levantó durante la Guerra de la Independencia y lo dirigió Napoleón Bonaparte en 1812.

Como complemento, se ha acondicionado el Faro del Pescador, un edificio cedido por la Dirección General de Puertos, para acoger un espacio expositivo sobre el mar, los faros y el monte y en el que el Plan de Excelencia Turística han invertido 226.000 euros.

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