El profesor Gómez Bayarri termina su libro sobre castillos valencianos



Tengo entre mis manos lo que podría comparar a la primera flor del almendro en primavera o al primer aceite prensado en la almazara.

Es un ejemplar, exclusivo, del libro que el catedrático José Vicente Gómez Bayarri acaba de escribir sobre los castillos del Reino de Valencia.

Muy considerado conmigo, creo que porque en su responsabilidad de Director de la “Escola d´Estudis Valencians” me pidió que diera a sus alumnos una serie de conferencias digitales sobre nuestros castillos (en forma de “excursiones virtuales”, de doscientas a trescientas imágenes cada una) y yo le respondí que sí; habiéndolas presentado, ya, en dos años consecutivos.
Decisión de la que nunca me he tenido que arrepentir, tanto por el propio interés mostrado por el alumnado y el buen ambiente en estos cursos valencianistas de la RACV como por la culta y amable personalidad de D. José Vicente; catedrático de Historia y experto en la Edad Media.
Junto a las obras que muchos conocemos de nuestros expertos medievalistas, de entre los que sobresale Doña María de los Desamparados Cabanes (afortunada alumna del insigne profesor Ubieto), reconozco que me dejaron huella dos libros muy concretos sobre fortalezas de nuestro Reino. Uno fue el volumen de Emilio Beüt (“Castillos Valencianos”, 1984), centrado en sus historias políticas y nobiliarias, que editó Huguet con grabados y fotos antiguas de su archivo privado; en los tiempos en que Soler Carnier dirigió su -lamentablemente- corta pero excelente colección de temática valenciana.

El otro, en dos volúmenes, es obra del recientemente fallecido profesor López Elum; que hizo especial hincapié en los materiales y técnicas constructivas de los castillos valencianos en la Edad Media y se publicó en el 2002.

Hoy, la tríada la viene a completar el libro de Gómez Bayarri. De cuyo contenido habíamos tenido ocasión de disfrutar este mismo año, en breve anticipo, con motivo de la lección magistral que el autor dictó en nuestro Ciclo Anual de Conferencias de los Amigos de los Castillos; que ofrecemos, al público, en el Salón de Actos del Palacio de Colomina, de la Universidad Cardenal Herrera-CEU.

El comentario de Simó Santonja

Para el Decano de la Real Academia de Cultura Valenciana, el libro del profesor José Vicente Gómez Bayarri es un auténtico “canto castellológico”; además de un trabajo que destaca por su “riguroso criterio histórico”.

Al tiempo que, según el mismo Vicente L. Simó, recupera aquel “espiritu de frontera” de la “islamizada” España de los tiempos del Cid. Territorio en el que convivieron, “con relativa perfección”, cristianos, moros y judios y en cuyo Sharq al-Andalus Rodrigo Díaz de Vivar alcanzó a crear un señorío del tipo hereditario, que le devolvió su perdida honra en Castilla.

La opinión de la profesora Cabanes

La catedrática María de los Desamparados Cabanes Pecourt ve esta obra de José Vicente Gómez como un “repaso de la historia valenciana, fundamentalmente de su etapa medieval”; momento en que los castillos jugaron un gran papel en el desarrollo histórico de las poblaciones.
Es más, define el contenido del libro como “un viaje al siglo XI”, mediante el eje vertebrador de la figura -entre histórica y mítica- del caballero Rodrigo; mezcla de “súbdito leal, guerrero de fortuna o aventurero al servicio del mejor postor” y cuyo destino final fue Valencia.
Asegurándonos que el catedrático Gómez Bayarri lo que, realmente, ha hecho es un “exhaustivo y revisionista viaje por las fortalezas, torres, muros y castillos diseminados por el antiguo Reino de Valencia”. Todo ello fundamentado “en las necesarias fuentes históricas y arqueológicas, con la oportuna apoyatura documental y con el remate de un auténtico trabajo de campo”.

¿Cómo les describiría el libro?

Dividido en tres partes fundamentales, por las provincias de Castellón, Valencia y Alicante, el recorrido -histórico y, para nosotros también, recreativo- de este trabajo erudito avanza desde Olocau del Rey hasta Orihuela; pasando por los grandes hitos de Morella, Onda, Almenara, Sagunto, El Puig, Valencia, Alzira, Xàtiva, Benicadell, Bocairent, Biar, Villena, Monforte del Cid, Elche... y otros castillos intermedios.

Además de ir configurando los que se han dado en llamar sus “anillos” o espacios temáticos; que, por poner ejemplos, tanto se adentraban -en forma de razías y correrías- hasta Segorbe y Jérica como hasta Benicassim y Oropesa o, por Cullera, a Corbera, Bairén y, de vuelta del lejano sur, Denia. Además de otros, hacia tierras del interior o poniente; por Serra, a Olocau y hasta Alpuente y la misma Requena.

Todo ello amenizado por las fotos en color de las repectivas fortificaciones, obtenidas por el mismo autor en sus viajes de campo (pues no se trata sólo de una labor de archivo), en los que le ha acompañado su esposa María del Carmen.

En total son, prácticamente, una decena de mapas y dos decenas de otras ilustraciones (entre croquis, grabados o documentos); además de las doscientas fotografías de castillos, murallas y torres. Entre las que he tenido el honor de que incluyera dos de mi archivo, referidas a las ruinas de Villanueva de Castellón.

Por último, hallaremos las hojas últimas dedicadas a ofrecernos un repertorio de libros o publicaciones donde ir a buscar más detalles castellológicos. Nada menos que ocho páginas de bibliografía; en las que de nuevo me sorprende gentilmente, mi estimado profesor del Instituto Luis Vives, citando hasta mi trabajo publicado en el volúmen 25 de la Serie Histórica de la RACV.
En definitiva, podría decirles del libro que ofrece la amenidad pedagógica, ordenada y comprensible propia de un veterano profesor de Instituto.

Se presentará tras el verano

Este libro sobre castillos valencianos, con el hilo conductor del cultural e histórico Camino del Cid, tiene prevista su presentación pública en cuanto pase el verano y comience el curso escolar.
El volumen, editado por la Real Academia de Cultura Valencina y con el patrocinio de diversas instituciones oficiales (Generalitat, Diputación y Ayuntamiento de Valencia, el CSIC y el Instituto de España), tiene casi trescientas páginas en tamaño casi de folio; con abundantes fotografías y mapas en color, además de planos y croquis.

Y en particular, lo que yo agradezco, son sus tapas duras. Porque ello me está permitiendo -sé que soy un afortunado, por la primicia...- ir leyéndolo en la misma cama; durante esos momentos que cada día dedico a la lectura culturizante y relajada, antes de entregarme al sueño reparador.
La publicación tiene, incluso, la adecuada textura de papel que me deja ir tomando notas y apuntes -con el lápiz que siempre me acompaña- en las cebeceras, pies y márgenes de cada una de las hojas.

¡Lo siento profesor, por los “rayajos”!, pero siempre he pensado que los libros eran para trabajarlos... y no para guardarlos, nuevos, en las estanterías. Éste, con más motivo.

Miguel Aparici es presidente provincial de la Asociación Española de Amigos de los Castillos (AEAC)

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