Madrid recuperará el Castillo de los Zapata, el único de la ciudad





El 31 de diciembre finalizarán los trabajos de restauración y musealización del Castillo de la Alameda, en Barajas, una fortaleza que encuentra sus orígenes en el siglo XV.

Según los estudios, Diego Hurtado de Mendoza mandó edificar este castillo, gracias a la concesión de la Corona a la familia por apoyarla en el proceso político conocido como señorialización. Tuvo que hacerlo entre la muerte de su padre en 1385 y la suya en 1404. La familia era dueña, además, de los castillos de Manzanares y Buitrago.

Los trabajos de restauración y musealización del Castillo de la Alameda, más conocido como Castillo de los Zapata, progresan adecuadamente. El objetivo es la consolidación de los restos y su rehabilitación parcial, en función de las necesidades de conservación, no la reconstrucción integral. ¿El fin último? Que esta fortaleza sea un documento histórico que podamos legar tal y como ha llegado a nosotros.

Este conjunto histórico, ubicado en la parcela rodeada por las calles de Joaquín Ibarra, Manuel Aguilar Muñoz y Antonio Sancha, en el distrito de Barajas, está formado por el castillo, la casa del guarda, un nido de ametralladoras de la Guerra Civil y el panteón de la familia Fernán Núñez.
El paso del tiempo, la Guerra Civil y las actuaciones de los vándalos –durante décadas fue utilizado como cantera– casi acaban con una fortaleza que encuentra sus orígenes en el siglo XV. Ahora, todo parece indicar que Madrid volverá a lucir, a partir de enero, su castillo, el único que conserva la ciudad.

Este espacio es propiedad del Ayuntamiento de Madrid, quien ya inició en 2005, desde la Concejalía de las Artes, su recuperación con un examen arqueológico. Ahora, con la inyección económica del Fondo Estatal de Inversión Local, se podrán finalizar los trabajos, que suponen una inversión de 1.932.307 euros. El objetivo de estas obras es recuperar y conservar los restos de este enclave histórico, hacerlos comprensibles a la sociedad y permitir el disfrute por parte de los visitantes de su realidad física, sus valores y significados.

Vestigios de historiaLas campañas de excavaciones realizadas hasta ahora han permitido conocer lo que se ocultaba bajo los escombros y la ruina del castillo: el patio y la base de las dos alas residenciales; los cimientos de la torre del homenaje –en la parte totalmente desmontada de la esquina oeste–; la liza con sus pavimentos y los restos del muro perimetral; y el foso, con su escarpa, la poterna, la base del puente y las huellas del jardín instalado en 1575.

Entre otros descubrimientos, los arqueólogos que trabajan en la obra han descubierto los restos de las canaletas y las fuentes del sistema de riego del jardín renacentista que el castillo tenía en el siglo XVI. “Entonces, y hablamos del siglo XVI, el castillo contaba con cuatro norias para distribuir el agua, una en cada esquina, y tuberías de un sistema a presión. Estaba muy bien diseñado”, nos cuenta maravillado Gregorio Yáñez, director del equipo de Arqueología. Los restos de las canalizaciones de las que habla Yáñez se pueden apreciar en la parte derecha de la fotografía de la página anterior.

Pepa Ávila, consejera técnica de la Dirección General de Infraestructuras culturales nos acompaña en la visita a estas dependencias, al tiempo que nos habla sobre la dificultad que entrañan estos trabajos porque “esta obra se tiene que ir adaptando a lo que los arqueólogos van encontrando”.

Otros hallazgosEstudios arqueológicos anteriores han demostrado que bajo el castillo existen restos de un poblado de cabañas prehistórico.

Muchos años después, esta fortaleza se utilizó también como prisión de nobles; aquí eran retenidos cuando no habían actuado con lealtad al rey.

Y acercándonos más en el tiempo, mucho más reciente es un legado que quedó de la Guerra Civil: un nido de ametralladoras. Durante la conflagración, el general republicano Miaja instaló en el palacio de El Capricho su puesto de mando y construyó en los jardines un refugio subterráneo, y alrededor sitió varios puntos de observación, uno de ellos este nido de ametralladoras, una pequeña construcción de hormigón semienterrada para ofrecer menos superficie a los impactos de los obuses. Además, el propio castillo en ruinas ofrecía aún una buena protección y se abrieron varios ventanucos en la parte baja de los muros.

Casa del Mayordomo
Por otra parte, se mantiene en ruinas la casa del guarda, “para continuar con las investigaciones”, nos cuenta Pepa Ávila. Esta casa se encuentra actualmente reducida a sus cimientos, pero aún estaba en uso en los años 70. Fue abandonada en 1975, y se fue arruinando. Esta casa ocupa el mismo lugar que una casa anterior vinculada al castillo: la casa del mayordomo, que aparece ya citada en un texto de finales del siglo XV. Debió construirse al otro lado del foso y junto al puente de entrada, para ampliar las dependencias del castillo, debido a su reducido tamaño, una vez pasó a manos de los Zapata.

No hay comentarios: