Unos hitos de arenisca señalarán dónde se alzaban las desaparecidas puertas de la muralla de Soria



Que a Soria la protegió en tiempos una amplia muralla es cosa conocida. Que se conserve algo, casi un milagro. El tiempo, la desidia, la Guerra de la Independencia, su mala fama en los albores del liberalismo, la expansión urbana, la necesidad de procurarse materiales, la falta de dinero para restaurarla y su ocultación tras edificios han contribuido activamente a su ruina y desaparición en la mayor parte del perímetro. Aún quedan importantes vestigios, pero gran parte hay que imaginarlo a pie de calle. A la recreación y la visita sobre el terreno de sus bloques apunta la ruta urbana que el Ayuntamiento tiene previsto poner en marcha. El recinto defensivo es quizá un desconocido para muchos y entre las sorpresas que se encontrarán cuando el recorrido esté señalizado estará el lugar de las antiguas puertas. Un hito de piedra arenisca marcará donde se encontraban aquellas entradas que vecinos, viajeros y comerciantes cruzaban para acceder a una ciudad que en tiempos medievales ocupaba cien hectáreas, la superficie que cercaban los 4,1 kilómetros de fortificaciones. La ruta intenta cubrir toda la longitud en lo posible, en una caminata de un par de horas.Sucede que hay fragmentos que resultan “inaccesibles”, explica Julián Hernández, gerente del Plan de Dinamización Turística, programa municipal encargado de llevar a cabo la iniciativa. Es lo que sucede en los restos que bajan desde el cerro del Castillo siguiendo la tapia del cementerio para desembocar en el crematorio. Aquí un terreno escabroso, lleno de maleza, complica el acceso a los visitantes menos osados o con dificultades de movilidad. Tampoco parece posible comprobar la reciedumbre de la construcción en otro punto. Es el tramo que va desde el Museo del Agua hasta el Castillo. Las laderas del cerro son los puntos más difíciles de llegar. Los vestigios, eso sí, pueden verse a distancia.La ruta se concibe como un recorrido urbano, con incursión en descampados. Por eso se piensa en dos tipos de señales. Por una parte, estacas de madera, como en los senderos rurales para espacios como el Mirón o el paseo de San Ginés, junto al Duero. Por otra, una simple placa con una flecha direccional para las calles. Está por determinar (se verá en el concurso de la señalización, puesto en marcha hace unos días) qué tipo de elemento alberga la flecha. Puede ser una placa de pared, o un azulejo. También un elemento de suelo, para encajar en las aceras, a modo de los que existen en algunas localidades del Camino de Santiago. Las informaciones contendrán un logotipo que identifique el recorrido y en los cruces se alzará un poste.La muralla es un elemento “muy olvidado desde siempre”, comenta el gerente del Plan, y el objetivo es reparar esta omisión, al tiempo que dotar de un atractivo turístico más a la ciudad. La posibilidad de recorrer el perímetro ofrece también un añadido: crea “conciencia” de su estado. Lo que puede entenderse como un primer paso para reanudar el interés por obras más ambiciosas. Hay que tener en cuenta que las restauraciones recientes se han limitado al lienzo de Santa Clara, mientras que los imponentes restos del Mirón esperan una consolidación en tanto se agudiza su deterioro. Por falta de dinero (tendría que ser una cantidad muy elevada dada la magnitud de lo que allí subsiste), intentos restauradores no cuajaron.Indicar dónde estaban las puertas es una parte perdurable y significativa del proyecto. Queda algo de la del Rosario, señal incluida, en la plaza del mismo nombre. Pero de las demás, ni una huella. Pocos saben que la entrada del Mirón, junto a la carretera de Logroño, albergaba la de Nájera o que en El Collado, entre Puertas de Pro y Claustrilla, se alzaba un acceso, el del Postigo. Precisamente en este punto comenzará la ruta. Las entradas se solemnizarán con hitos de arenisca, con una placa explicativa y la posible reconstrucción de su aspecto. En su caso, será una especie de tarea artística, pues se desconoce cómo eran salvo en el caso de la de Rabanera (hay viejos grabados). Puerta del Postigo, del Rosario, Nájera, Navarra (en el puente), Valobos (zona del cementerio) y Rabanera (inmediaciones de Alberca) eran las entradas, con los portillos del río y Santa Clara. Los hitos se alzarán en estos puntos.El recorrido por las murallas comenzará en pleno El Collado, con un planteamiento que se prevé unidireccional, a diferencia de lo que sucede con otros senderos. De esta manera, el visitante subirá por Puertas de Pro hasta la plaza del Rosario y de allí se internará por El Mirón y los demás espacios que o tienen fortificación, o la tuvieron o conservan algún muro o reliquia.Las explicaciones sobre el monumento se completarán con otros soportes. Así se estima algún atril que contenga datos sobre su historia, su método constructivo o su demolición en la Guerra de la Independencia.

Heraldo de Soria

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