La segunda fase de restauración de la muralla de Huesca se iniciará sin completar las expropiaciones

La segunda fase de restauración de la muralla se iniciará sin completar las expropiaciones
Patrimonio adjudicará en unos días el saneamiento de 60 metros del muro medieval en la ronda de Montearagón. El Ayuntamiento aún no ha alcanzado un acuerdo con todos los propietarios.

La Dirección General de Patrimonio adjudicará dentro de unos días la segunda fase de restauración de la muralla de Huesca, una obra licitada por 470.000 euros que supondrá el saneamiento de unos 60 metros del muro medieval situado en la ronda de Montearagón. La recuperación de esta pared es necesaria para construir un paseo sobre ella una vez que se derriben las traseras de las viviendas anexas situadas en la calle de Desengaño.
No obstante, las obras podrían iniciarse antes de que se culmine el proceso de ocupación de este suelo, ya que falta cerrar el expediente de expropiación abierto contra unos propietarios con los que el ayuntamiento no ha alcanzado un acuerdo sobre el valor del edificio que hay que derribar para construir el andador.

La segunda actuación sobre la muralla dará continuidad a las obras llevadas a cabo hace unos meses en el tramo situado junto a la Casa Amparo y que tuvo carácter de obra piloto. Los trabajos que van a iniciarse en breve afectarán a los paños que limitan con el anterior y que tienen algo más de 60 metros. El arquitecto que dirige la restauración, Luis Franco, explicó que, al igual que en el primer paño, se eliminará la vegetación parásita y se limpiarán todos los sillares.


El drenaje

Mención especial merecen las obras de drenaje que se harán en la cara interior de la muralla. "Hay que excavar hasta los niveles no alterados por el hombre y eliminar toda la capa de rellenos para reponer ese volumen con un material drenante, gravas y elementos de protección sobre el muro", indicó Franco.
En la parte inferior del paramento se colocarán unos tubos para recoger el agua y canalizarla de forma que no afecte a las piedras. Según el arquitecto, el drenaje es imprescindible para preservar la muralla, construida con piedra arenisca de la Hoya que "es muy sensible a los cambios de humedad y se agrieta y descarna fácilmente".
Para instalar este sistema de evacuación de agua será necesario excavar entre 3 y 6 metros desde el nivel superior de la muralla de manera que esta actuación se aprovechará como estudio arqueológico. "Encontraremos murallas anteriores y, probablemente aparezcan paños de muralla romana, ya que lo que se ve exteriormente son del muro islámico", indicó Luis Franco.
En la muralla se superponen paredes de distintas épocas, como la zona restaurada en los años setenta del pasado siglo, una obra que, en opinión del arquitecto, alteró bastante el aspecto original del muro.

En uno de esos planos llama la atención un hueco abierto bajo un arco de medio punto y que, según Franco, "pudo estar relacionado con alguna estructura defensiva avanzada respecto a lo que es la muralla, pero no se tiene certeza". "Con las excavaciones, se podrá aclarar un poco la función de ese hueco", añadió.

Las obras también afectan a unos paños en los que se tiene constancia de que hubo torreones, pero, salvo que aparezcan hallazgos arqueológicos relevantes, los trabajos se desarrollarán de forma similar a los acometidos en la primera fase.


Mantener la imagen actual

Además del drenaje, se consolidarán las piedras que conforman el muro, que en su punto más alto alcanza los 9 metros y tiene una longitud total de 250 metros. Y esto es algo que quiere hacerse alterando, lo menos posible, el aspecto de la muralla. "Tiene una imagen muy deteriorada, pero al menos se está viendo el original", comentó Franco. En este sentido, explicó que se evitará una sustitución masiva de piedras en mal estado y que los sillares se renovarán solo en aquellas zonas donde no hacerlo supone mantener cierta inestabilidad de los paños.
Los sillares sí serán nuevos en el remate de protección que se colocará en la parte superior de la muralla para mantener un criterio diferenciador respecto a los originales. Este peto servirá para proteger del agua a las piedras en los planos horizontales y para resguardar a los viandantes que paseen por el andador que se construirá entre el muro y las casas.
El paseo, aunque ligado a la recuperación de la muralla, responde a un proyecto distinto que obliga a disponer del suelo de las traseras de las viviendas. "Primero es fundamental actuar sobre el muro, ya que para hacer el drenaje se destruirá el pavimento en una franja de entre 4 y 5 metros de anchura", explicó el técnico.

Luis Franco comentó que una vez acabadas las obras de esta fase, que tienen un plazo de 10 meses, "nos podremos hacer una idea bastante aproximada de lo que puede dar de sí la muralla". Estos trabajos serán decisivos para frenar el deterioro y marcarán la pauta de las posteriores actuaciones. "Esperemos que cambie el signo del monumento y que los oscenses empecemos a creer que le podemos sacar partido", apuntó el arquitecto.


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